lunes, 30 de noviembre de 2009


CIRO ALEGRÍA Y SU CAMBIO DE PARTIDO POLÍTICO:

LAS VERDADERAS RAZONES QUE PUDIERON PESAR

Aunque actualmente es criticable los sospechosos y repentinos cambios de partido político de algunos congresistas, me parece que en el cambio político de Ciro Alegría hubo motivos más que razonables que pudieron haber pesado en tal inesperada decisión. Abandonar el socialismo del APRA para abrazar el conservadurismo derechista de Acción Popular no fue una decisión ni repentina ni inmediata.
En primer lugar, recordemos que en 1930 Ciro Alegría siendo aún muy joven, mantuvo una agitada lucha por la reivindicación de derechos laborales y estudiantiles producto de su leal filiación aprista. Lo cual no estuvo mal, excepto que esto le costo su expulsión de la universidad. Más adelante, y debido a la proscripción que el presidente Benavides dictó contra el APRA, el novelista sufriría dos terribles encierros carcelarios. Encierros que deterioraron y agravaron su salud por el sometimiento a abusivas torturas.
En segundo lugar, su militancia aprista llegó a ocasionarle una injusta deportación a Chile. Alejándolo de su familia y país por casi tres décadas.
Además, no pensemos que tal cambio supuso un radical quiebre ideológico en la mente de Ciro por los irreconciliables y opuestos preceptos políticos que se abrigaban en cada partido. Prueba de ello esta que en sus emblemáticas obras “El Mundo es Ancho y Ajeno” y “Los Perros Hambrientos”; él aún mantiene los mismos ideales de justicia social que anteriormente había demandado en sus luchas desde el APRA. Denuncia y clamor indígena por justicia nunca fue olvidado por Ciro.
Por otro lado, tal cambio no fue ni sospechoso ni repentino, porque su renuncia al APRA ocurrió en 1948, producto de sus discrepancias con Víctor Raúl Haya de la Torre, y su enrolamiento a Acción Popular recién se dio después de más de una década (1963) lo cual lo libra de cualquier sospechosa negociación de conveniencia política.
Finalmente, sino hubiera renunciado al APRA (1948) quizá las puertas de la repatriación (1960) hubieran sido más difíciles considerando la constante y a veces injusta persecución a los apristas de parte de los gobiernos de turno.
En conclusión, frente a todo este balance negativo que ocasionó en Ciro Alegría su filiación aprista, hemos podido establecer motivos razonables para su tremendo giro político. Claro es también, que sus iniciales convicciones de lucha por la exclusión social de los campesinos los trasladó al congreso cuando fue elegido diputado, demostrando con ello la irrenunciabilidad de los ideales que un tiempo busco desde tribunas apristas.

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